El festival de música BAS – Bilbao Ars Sacrum se traslada este año a la sede de la Sociedad Filarmónica. El pequeño guiño al latín que resistía en el nombre del festival parece que se va perdiendo en favor de un más anodino BAS – Bilbao Arte Sacro, pero el nombre es lo de menos. Lo importante es que este sábado se inauguró este festival con un concierto verdaderamente extraordinario.

Bajo el título Christ ist erstandem –Cristo ha resucitado– el conjunto francés Ensemble Diderot nos regaló un programa barroco de Semana Santa con las estaciones de un via crucis musical que comienza con la última cena y termina con el gozoso anuncio de la resurrección: Surrexit Christus hodie. Todo lo que se celebra en estos próximos días santos quedaba así musicado en el programa.

La Ensemble Diderot se presentó con algunos de los pesos pesados de su formación titular, como la delicadísima chelista coreana Gulrim Choï o el laudista Jadran Duncumb, que sorprendió con una tiorba de dos mástiles. El equipo estaba capitaneado por el violinista fundador del conjunto, Johannes Pramsohler, que tuvo el acierto de explicarnos, en un excelente español, algunas características técnicas de las piezas y los instrumentos que iba a emplear. Sus comentarios fueron muy celebrados por el auditorio que así pudo entender la razón por la cual el violinista llegó a emplear cinco violines diferentes, adaptados a las necesidades de afinación de cada sonata. El futuro de la música clásica en vivo pasa a mi juicio por que los intérpretes se animen con naturalidad a este tipo de explicaciones que nos hacen entender y disfrutar mejor lo sucede en el escenario.

Las Sonatas del Rosario, o de los Misterios, de Biber fueron uno de mis descubrimientos del confinamiento. Me impactaron con esa fuerza apasionada, como de golpe contra el pecho, y algo obsesiva que uno asocia a los entusiasmos más juveniles. En el programa del sábado algunas de estas sonatas se acompañaron de dos cantatas de Pachelbel, cantadas con sobriedad y buen gusto por la mezzo Andrea Hill. Quienes asistimos aplaudimos con ganas un concierto tan jubiloso como lo era su título.

El festival continúa durante esta semana con conciertos de enorme interés –y por un precio más que popular de 7 euros la entrada– hasta finalizar con el premio gordo: Les Arts Florissants de William Christie. BAS ofrece así una oportunidad de conmemorar la Semana Santa en Bilbao con una programación cultural de insuperable nivel. Muy de agradecer.

 

MIKEL MANCISIDOR – DEIA

Ir al contenido