Crítica en Mundoclasico.com de la última grabación del Ensemble Diderot «Sonata a Quattro» por Juan Carlos Tellechea

Todo el mundo conoce las Variaciones Goldberg de Johann Sebastian Bach. Pero, ¿quién conoce a Johann Gottlieb Goldberg? El alumno más dotado de Bach fue un clavista muy virtuoso y un compositor respetable que falleció demasiado prematuramente. 

Su Sonata en do menor fascina al oyente con sus llamativos acentos iniciales, su noble sonido instrumental, las juguetonas fugas y cánones, así como las apasionantes idas y vueltas de los violines y la viola.

El destacado violinista Johannes Pramsohler y su Ensemble Diderot reviven en este extraordinario CD Sonate a Quattro los cuartetos de Goldberg, así como de Georg Philipp Telemann, Georg Friedrich Händel, Johann Friedrich Fasch y Johann Gottlieb Janitsch, resultado de una ardua e infinita labor de investigación, excepcional entrega y virtuosismo en la interpretación.

Es difícil entender por qué las sonatas y conciertos para cuerda ripieno de Telemann siguen siendo, sin duda, su género instrumental más injustamente descuidado y menos conocido. Dicho sea de paso: el cuarteto, por cierto, fue una invención de este gran y prolífico compositor.

Aunque antes se habían escrito ocasionalmente obras con la instrumentación de tres instrumentos melódicos y bc, Telemann fue el primero en elevar conscientemente este formato a estándar. En comparación con la sonata en trío habitual, el cuarteto ofrece la ventaja de una voz adicional en el bajo, lo que permite una textura mucho más variable y un sonido más variado.

La Sonata en la menor es una obra relativamente temprana, que se ha conservado manuscrita en la biblioteca de la capilla de la corte de Dresde, en el llamado Schrank II (armario II). Se trata de una copia de mano de Johann Georg Pisendel, durante muchos años primer violinista de la orquesta de la corte y buen amigo de Telemann. Una característica notable de esta pieza es que está dominada por el contrapunto, algo que no es habitual en las obras de Telemann. Esto demuestra que su dominio del contrapunto no era inferior al de sus colegas.

También en esta obra, así como en la maravillosa Sonata en sol mayorde Händel (versión sonata en trío al que se une una viola para rellenar armónicamente y condensar tonalmente) continúa sin interrupciones el disfrute del oyente. Ésta última mencionada constituye un contundente ejemplo de la inagotable inventiva del compositor.

Händel se ocupó del género de la sonata en trío en distintas épocas y lugares. Bajo esta denominación se han reunido dos grupos de sus sonatas en trío: op 2 y op 5. El primero, claramente influenciado por la época de su estancia en Italia, sigue el modelo «da chiesa«.

El segundo grupo se desvía de este modelo, siendo más bien una serie de suites de danza cuyos movimientos individuales están solo vagamente vinculados.Ambos opus constan de un total de 13 sonatas, escritas en un período de unos 35 años, y en varios países europeos.

Si bien Händel nunca estuvo en Francia, a diferencia de Telemann, los rasgos franceses de su Sonata para cuarteto en sol mayor no son casuales. Uno de los puntos de contacto de Händel con ese país fue a través del cuerpo de baile contratado en Londres por la bailarina Marie Sallé, muy mal vista en su propio país.

La Passacaglia, la Gigue y el Minuet están tomados de Terpsicore, una obra de danza en un acto que Händel compuso como prólogo para la reposición de su ópera Il Pastor Fido, que convirtió el fracaso original en un éxito sensacional. Estos tres movimientos se reciclaron posteriormente para la cuarta sonata en trío de la op 5, una colección que es en parte lo mejor en materia instrumental de oratorios, obras escénicas y los Himnos Chandos, y que presenta una ecléctica mezcla de estilos y técnicas. La obra de cinco movimientos se abre con la Sinfonía del oratorio Athalia, en la que Haendel combina congenialmente la Sinfonía italiana concertante y la Obertura francesa.

En materia de deleite, otro tanto ocurre con la Sonata en re menor de Fasch, que sigue el principio da chiesa, y el Quatuor en re mayor en tres movimientos de Janitsch (»contraviolinista» en la corte de Federico II, de Prusia) que continúa sin solución de continuidad ese embeleso en esta primera grabación de carácter mundial.

El Quartuor en re mayor de Janitsch no es en absoluto una sonata en trío con viola añadida. Deja que los violines y la viola toquen en total igualdad sobre la base del bajo continuo, que se integra ocasionalmente en el fino trabajo motívico.

En la última década de su vida, Janitsch se dedicó casi exclusivamente a la composición de cuartetos en una amplia variedad de escenarios. La pieza aquí grabada se encuentra en una colección de cinco cuartetos de la Biblioteca Real Danesa de Copenhague y es la obra del programa del Ensemble Diderot que mira más hacia el futuro. En tres movimientos al estilo berlinés (lento-rápido-rápido) con contrapunto lleno de sensibilidad-galante, apunta definitivamente en la dirección del cuarteto de cuerda con registro agudo y giros armónicos sorprendentes.

Pramsohler, a cuya sana curiosidad detectivesca se le debe esta audaz exploración de la música de cámara en la encrucijada entre el Barroco y el clasicismo, muestra con el apoyo de su conjunto cómo esta forma provisional a cuatripartita, originaria de la polifonía vocal, marcó un límite, tras tantos vertiginosos vuelos de abstracción y artisticidad, formando así solo un pequeño pero fino puente hacia el cuarteto de cuerda clásico más universal.

La grabación, realizada en la sala auditorio Gustav Mahler-Hall, Euregio Kulturzentrum Grand Hotel, Dobbiaco (en alemán Toblach), Bolzano, Trentino-Alto Adigio (Italia), está bien aireada y ofrece una imagen amplia en la colocación de los cuatro instrumentos.

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