Éxito de la joven violinista Hyeyoon Park en su primer concierto en España
«Hyeyoon Park, la violinista, es una virtuosa de mucha fuerza y gran musicalidad, y parecía ella la que dirigía a sus compañeros de cuerda» Scherzo
Os dejo las críticas completas de Scherzo
Grosvenor, Park, Ridout y Soltani ofrecieron el viernes pasado un concierto que valía más por los intérpretes que por las obras mismas, y que el cielo me perdone. Podría decirse que fue un concierto con mucha, muchísima electricidad. Grosvenor, desde el piano, no parecía el jefe del grupo, pero sin duda manejaba aquella marejada de vitalidad. Tal vez era necesario todo ese despliegue de virtuosismo y fuerza (que en ningún momento era circense ni gratuita) para dar vida a unas obras relativamente menores. Por una parte, el Cuarteto juvenil de Mahler (1876), que muchos despachan como interesante, y la verdad es que lo es, interesante, sin más. Como final, el Cuarteto juvenil de Richard Strauss (op. 13, 1884), de una corrección y una factura impecables, pero a ese nombre se le asocian obras de muy superior vigor, y no precisamente en lo camerístico. En medio, la obra tal vez menos afortunada del puñadito de piezas camerísticas de Schumann que tanto suenan a piano y tan poco a cuerdas, el Cuarteto op. 47 (1842).
Hyeyoon Park, la violinista, es una virtuosa de mucha fuerza y gran musicalidad, y parecía ella la que dirigía a sus compañeros de cuerda; pero el viola Ridout mostraba un poder de apoyo, a veces, y a solo, en determinadas ocasiones, que mostraba su gran categoría; en fin, Kian Soltani es un violonchelista que hace cantar y gritar al instrumento, según convenga no solo a la obra, sino al planteamiento del grupo.
Que conste que el Cuarteto op. 47 de Schumann es menor con respecto al propio Schumann, no quiere uno decir otra cosa. Y, en cualquier caso, el concierto fue un gozo, y resultó un éxito resonante; espléndida manera de comenzar la temporada del XXI Liceo del CNDM. De propina, una pieza cantabile de Clara Schuman, una transcripción.